Una oracion de Noviembre por qehl

Háblame de Dios
Dije tembloroso al sol poniente: ¡Háblame de Dios!
El sol se ocultó sin decirme nada.
Y el sueño se convirtió en realidad.
Al día siguiente por la mañana,
cuando yo abría la ventana,
el sol ya me esperaba sonriente.
Dije al almendro: ¡Háblame de Dios!
Y el almendro floreció.
Dije a la fuente: ¡Háblame de Dios!
Y el agua brotó.
Dije a la naturaleza: ¡Háblame de Dios!
Y la naturaleza se cubrió de belleza.
Dije a mi hijo: ¡Háblame de Dios!
Y el niño me dijo: Háblame tú.
Dije a mi padre: ¡Háblame de Dios!
Y él se quedó mirándome y amándome.
Dije a mi madre: ¡Háblame de Dios!
Y la madre me dio un beso.
Dije al labrador: ¡Háblame de Dios!
Y al labrador me enseñó a labrar.
Dije al obrero: ¡Háblame de Dios!
Y él me dijo: Trabaja y lo encontrarás.
Dije al pobre: ¡Háblame de Dios!
Y me dio un trozo de pan que se llevaba a la boca.
Dije al enemigo: ¡Háblame de Dios!
Y el enemigo me dio la mano.
Dije a un niño: ¡Háblame de Dios!
Y el niño me sonrió.
Dije a un soldado: ¡Háblame de Dios!
Y el soldado dejó las armas.
Dije a la gente: ¡Háblame de Dios!
Y la gente me amó.
Dije a la mano: ¡Háblame de Dios!
Y la mano se convirtió en servicio.
Dije al dolor: ¡Háblame de Dios!
Y el dolor se hizo agradecimiento.
Te dije: ¡Háblame de Dios!
Y tú bien sabes qué me dijiste.
Dije a la Biblia: ¡Háblame de Dios!
Y la Biblia se ahogó de tanto hablar.
Dije a Jesús: ¡Háblame de Dios!
Y Jesús rezó el Padre nuestro.
Dije a Dios: ¡Háblame de Dios!
Y Dios me dijo: Te hablaré de ti.
Autor: P. Miquel Estradé
0 comentarios